Los cuidadores informales son aquellas personas que se encargan de realizar las tareas de cuidado de las personas que no son capaces de realizar por sí mismas las actividades básicas de la vida diaria. Estas personas en su mayoría son familiares de la persona dependiente, especialmente las mujeres. Se caracterizan por no tener una formación específica en dicho ámbito, no reciben remuneración económica por el trabajo realizado y no tienen un horario estipulado, dedicando la mayor parte de su tiempo a la tarea del cuidado.

Es habitual que los cuidadores informales tengan un alto grado de compromiso hacia la tarea, relacionado directamente con el vínculo afectivo que se establece entre cuidador y dependiente.

El estrés, la fatiga y el agotamiento se producen como consecuencia de la lucha diaria para cuidar al dependiente, porque a menudo esta tarea genera la sensación de ausencia de control. Todo ello puede desembocar en el llamado “síndrome del cuidador quemado o burn-out”.

 

¿Cómo saber si estás desarrollando el síndrome del cuidador?

Existen una serie de signos tanto a nivel físico como emocional que indican un desgaste propio del síndrome del cuidador quemado.

Indicadores físicos

  • Te sientes agotado de forma permanente
  • Sufres dolores musculares, mareos, dolores de cabeza u otras molestias habitualmente
  • No descansas bien, tienes problemas para conciliar el sueño o no consigues dormir toda la noche de un tirón
  • Has perdido apetito
  • Ha aumentado el consumo de café, bebidas con cafeína o fumas más
  • Tomas medicamentos para dormir o para mantenerte despierto
  • Estás descuidando tu aspecto

Indicadores emocionales

  • Te sientes triste o enfadado con frecuencia
  • Sufres cambios bruscos de humor
  • Tienes sentimiento de culpa de forma habitual
  • Te preocupa el futuro y se asusta enfrentarte a tus problemas

Indicadores interpersonales

  • Te relacionas menos con tus amigos, familiares y compañeros
  • Tratas peor a las personas de tu entorno
  • Te enfadas con las personas a las que cuidas
  • Contestas de manera agresiva o estás más irritable
  • Estás más susceptible de lo normal

Indicadores motivacionales

  • Sientes que nada de lo que haces te llena
  • Has perdido el interés por aquello que antes te gustaba
  • Dejas las cosas para otro momento

Indicadores cognitivos

  • Te cuesta concentrarte y recordar algunas cosas
  • Rindes menos en el trabajo y sientes que no te cunde el tiempo

 

 

¿Cómo gestionar el síndrome del cuidador quemado?

Una vez identificados los síntomas, si hay indicios claros de este estado, se debe poner remedio lo antes posible. Prestad atención a algunas recomendaciones para combatirlo:

  • Pide ayuda: cuidar a una persona, en la mayoría de los casos, no es una tarea ligera. Conlleva cansancio físico y una importante carga emocional. Por eso es necesario compartir esa carga y pedir ayuda a familiares, compañeros o a otros profesionales que ayuden a sobrellevar lo que esa labor implica.
  • Saca tiempo para ti. Es importante dedicarse tiempo a uno mismo aparte del trabajo. La labor del cuidador puede resultar absorbente y agotadora mentalmente, por eso es crucial hacer otras actividades para desconectar de la rutina y preocuparse por uno mismo más allá del trabajo y de la persona a la que se atiende.
  • Practica ejercicio. La práctica habitual de ejercicio no es buena solamente para mantenerse en buena forma, sino también para despejar la mente, disfrutar del aire libre y conocer a otras personas.
  • Cuida tu vida social. Mantener el contacto con las personas de tu entorno, aunque cueste esfuerzo, es importante para relajarse y ser consciente de la realidad aparte del trabajo.
  • Descansa y come bien. Una dieta sana y equilibrada y al menos 8 horas de sueño son dos aspectos que pueden mejorar nuestro estado de ánimo y energía física notablemente.

En un futuro se debería investigar sobre nuevas herramientas y estrategias más eficaces tanto para la prevención como para el tratamiento del síndrome del cuidador quemado, para que de esta forma se puedan llevar a cabo de forma coordinada y multidisciplinar y se le ofrezcan al cuidador los mejores cuidados basados en la evidencia científica más actual.

 

Marta Carretero Rincones – Psicóloga Sanitaria Colaboradora de Dana Centro de Psicología